Dia 1- 18 de abril
Tren. Mucho tren y que lindo. Viajamos con Leticia, una chica brasilera muy adaptada a nosotros y empezamos a relacionarnos con Ariel, un futuro misionero que se instalara en Puerto Iguazu. Ya me es dificil hablar de casualidades pero quiero comentarles que casualmente Ariel habia estado en la vecindad dias atrás cosa que nos parecio mas que logica, pero me sorprendio mucho mas la relacion con nuestro vecino de asiento. Hablo de un señor de mucho años, que aparentaba poco en comun con nosotros y el cual le regalo a los chicos un sandwich de milanesa y ellos le obsequiaron nuestras hamburguesas de legumbres y el devolvio la gentileza gaseosas y asi generamos una relacion tan estrecha que cuando empezaba a pensar que no teniamos comunicación verbal me di cuenta que era porque no la necesitabamos.
Aprovechamos estas 24 horas como un guion de Linklater, mucha charla, mucho contacto, mucha reflexion.
El viaje siempre protagonista volvia con una nueva perla, mas bien una nueva estrella o cientos de ellas. El viaje ya nos regalaba desde el tren un cielo tan estrellado que senti que alguien prendia faros en el cielo solo para nosotros.
Me quedo con la reflexion de Naty que descubrio la envidia que le tienen las ciudades al cielo que con sus magras luces nos ocultan las luces milenarias.
Tren. Mucho tren y que lindo. Viajamos con Leticia, una chica brasilera muy adaptada a nosotros y empezamos a relacionarnos con Ariel, un futuro misionero que se instalara en Puerto Iguazu. Ya me es dificil hablar de casualidades pero quiero comentarles que casualmente Ariel habia estado en la vecindad dias atrás cosa que nos parecio mas que logica, pero me sorprendio mucho mas la relacion con nuestro vecino de asiento. Hablo de un señor de mucho años, que aparentaba poco en comun con nosotros y el cual le regalo a los chicos un sandwich de milanesa y ellos le obsequiaron nuestras hamburguesas de legumbres y el devolvio la gentileza gaseosas y asi generamos una relacion tan estrecha que cuando empezaba a pensar que no teniamos comunicación verbal me di cuenta que era porque no la necesitabamos.
Aprovechamos estas 24 horas como un guion de Linklater, mucha charla, mucho contacto, mucha reflexion.
El viaje siempre protagonista volvia con una nueva perla, mas bien una nueva estrella o cientos de ellas. El viaje ya nos regalaba desde el tren un cielo tan estrellado que senti que alguien prendia faros en el cielo solo para nosotros.
Me quedo con la reflexion de Naty que descubrio la envidia que le tienen las ciudades al cielo que con sus magras luces nos ocultan las luces milenarias.
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