viernes, 19 de junio de 2009

Bolivia en fotos

Actualizamos la fotogaleria con muchas fotos de Bolivia.

http://picasaweb.google.com/lavecinda.itinerante

Comunidad Palka Pampa

La agenda nos indica que por fin vamos a tener nuestro primer contacto con comunidades indígenas en Bolivia. Gracias al casual (o no…) encuentro con Barbara Flynn, coordinadora general de una ONG, tenemos la invitacion formal a conocer la comunidad Palka Pampa, con la que han trabajado en proyectos en conjunto y donde vamos a ver qué actividades se han realizado alli.
La mañana la usamos para ayudar a pintar el internado en el que los chicos de las comunidades viven para poder asistir al colegio a diario evitando largas horas de camino (lo que ayuda a evitar la deserción escolar). Solo nos costó un dedo menos de Tony que se cortó abriendo el balde de pintura al comenzar.
Al mediodía, una camioneta nos espera en la esquina de la plaza principal para comenzar el viaje. La comitiva está compuesta en su mayoria, por norteamericanos que han venido a colaborar con el proyecto, y nosotros en el rol de documentalistas. La movilidad llega a un punto y después el camino se sigue a pie, un trecho largo y empinada para no variar, aunque entretenido al menos para mi que empiezo a distinguir en el sendero la manzanilla, la menta, y la coa una hierba que huele fresco y que se utiliza en mates para dolores de estómago y cabeza. Harto aprendizaje (en términos locales).
El dialogo es dificultoso al no haber hispanoparlantes lo que motiva desarrollar al maximo nuestros conocimientos del idioma sajon. Mas de lo esperado. Arriba nos esperan Juan y Roberto, de la comunidad, que gentilmente nos ofrecen su hospitalidad. Cuando todos están reunidos, explican cual ha sido el avance de la comunidad por la ayuda de la ONG.
Nos sorprendió la vanalidad de nuestra cotidianeidad que da por hechas situaciones basicas que en principio, alguna vez no lo fueron, al menos para muchas personas. Para que se entienda; El hecho de tener un techo, que además cuente con baño y cocina es un lujo que muchos desconocen. En principio la gente hace sus necesidades en donde estas surjen, no importa si surjen en el patio, en la calle, en cualquier lado. Esta situación facilita la propagación de enfermedades, que muchas veces por desconocimiento son terminales, y que se resuelven fácilmente con una adecuada conciencia sanitaria. La ONG ayudó en la construcción de letrinas completas, esto significa inodoro, ducha y lavatorio, lo que ayuda a la correcta higiene de los habitantes, que con tiempo y capacitación aprendieron a usar instrumentos que jamás habían visto y que son fundamentales para la salubridad de toda la comunidad.
Tan mal acostumbrados nos tiene la ciudad que nos aleja de pensar en cuan importantes son las cosas mas sencillas y qué poco las valoramos.
Tambien la organización colabora en la producción de sistemas de riego en zonas complicadas por el clima y el suelo.
Los hombres, representantes de la comunidad, gentiles por demás, explicaron paso a paso los proyectos cumplidos y a realizar y contestaron todas las preguntas de la comitiva. Barbara traducía todo al ingles en simultáneo. Los despedimos conociendo la casa de uno de ellos, su cosecha, sus animales y su humildad.

Gruta de Sorata

El altiplano nos ha curtido ya en el arte del caminar (por lo menos a mi), en superficies y subidas estrepitosas y ya cotidianas, por lo que decidimos hacer el recorrido turístico a la Gruta de San Pedro que obliga una caminata de dos horas y media a tres, dependiendo de las variables habituales que maneje cada grupo.
Luego de la primera noche de lluvia que pasamos acá, el camino por la ruta resulta mas tentador que por el río, donde puede haber mas barro y dificultades. Cuanta mentira. Sin apresurarnos demasiado, encaramos viaje hacia arriba sin pensar demasiado en como seria la travesía.
El paisaje vale todo el esfuerzo sin lugar a dudas. Ya al comienzo, podemos ver nuestra casa desde la otra montaña y se ve bien bonita en verdad. Unos metros mas y se ve Sorata completa, con los nevados de fondo y el verde por delante. Alejados de nuestro pueblo, decidimos que cada parada es mirador (¿Es que todo Bolivia es un mirador?), excusa perfecta para descansar, fumar, tomar fernecito, disfrutar de la belleza exquisita que nos ofrece la vista y así los grandes deportistas llegan a tranco lento pero todavía respiran.
Pasamos algunas embarradas entretenidas, vemos como el río cada vez parece mas un hilo, las camionetas pasan por delante y el dedo se tienta a frenarlas pero… no! Caminemos che, movamos las cachas. Y así entre barro y precipicios empiezan a aparecer señalizaciones, un Km., quinientos, trescientos metros, una subidita más y ahí está, por tan solo quince bolivianos conozca la cueva que a más de 2500 m.s.n.m tiene en su interior una laguna. Tentador. Que este enrejado y señalizado al estilo Disney no es un impedimento luego de tres horas de caminata.
Bajamos. Un guía viene detrás, por delante un cordón de luces se acercan. Agachándonos apenas, la temperatura comienza a subir notoriamente, la humedad también. El aire es un poco denso pero las luces mal que mal permiten visualizar un paisaje al estilo Indiana Jones. Es una cueva, se escuchan los murciélagos locales aunque no se divisan a simple vista, unos metros mas adelante está la laguna. Wow, increíble, nunca había visto algo similar. Lo extraño es ver los botecitos a pedal en la orilla. Por alguna extraña razón coincidimos en usarlos. Ñoños como pocos, aunque por suerte estamos solos. Quizas porque nunca habia usado uno y esos estaban pintorescos. El agua es tan cristalina que se ve por debajo como sigue habiendo mas montaña, con Tony al timón, dimos una vuelta y regresamos.
Con poco aire y quizas poca emoción salimos de la gruta, me deja la sensación de haber estado en un lugar que vale la pena conocer, aunque seguramente era más excitante antes de tener botecitos, luces, rejas por fuera y además un precio.
El aire que queda debe alcanzar para el regreso que resulta arduo y agotador, pero por fin empezamos a ver a nuestra Sorata querida y por fin más adelante la casita de don Beto. Seis horas de caminata en total valieron la pena por cada montaña que disfrutamos, el perfume de los eucalyptus en el camino y el rio, compañero a la distancia de la travesía sorateña.

lunes, 15 de junio de 2009

Frígida Campaña

Pareciera que todo esta dicho y que nada hay para cambiar. Aunque el panorama es sombrío para todos parece imposible dejar de correr en bicicletas fijas. ¿Que impulso nos motiva a avanzar con toda velocidad a un barranco de noche?

Hace unos meses estoy alejado de Buenos Aires y me he perdido la campaña electoral de este año. Solo obtengo alguna información en los titulares de algunos diarios locales que hojeo por Internet. Para no ser extremista voy a decir solamente muchos, pero muchos titulares con referencia a la campaña tienen que ver exclusivamente con roces entre los candidatos y son presentados no muy diferente a como recuerdo las presentaciones de Titanes en el Ring. Pero si me apuran digo todos los titulares hablan de los mismo, porque la verdad no recuerdo haber visto otra cosa. Pareciera que saben a ciencia cierta algo que nosotros sospechamos: la exposición publicitaria y publicitada es más importante que el voto.

Y todo termina ahí. Solo resta elegir entren dos o tres caras y una sola propuesta, que, para no desviarme del tema, es justo lo que ni siquiera sabemos y seguramente nunca sabremos, ¿cual es la propuesta?

Los debates más importantes deberían ser exclusivamente para determinar que políticas se implementaran en la contención de las torturas ambientales reinantes. Limpieza del Riachuelo, disminución de la agresión sonora, creación y utilización efectiva de bici sendas, políticas que desincentiven el uso de automóviles (esta es difícil de verdad) y entre otros mas, reciclado de basura.

En este punto me quería detener, el tema del reciclado me parece importante por dos motivos. En primer lugar parece ser de muchos temas a tratar, el que nosotros podemos realizar sin la necesidad de la intervención de la comuna; para limpiar el riachuelo se necesita tal vez un poco mas de esfuerzo del que nosotros podemos generar pero para el reciclado nos alcanza con lo que tengamos. Y en segundo lugar porque si nosotros no nos dejamos enceguecer con luces y nos preocupamos por los temas importantes es posible que la política deba empezar a mirar las cosas importantes.

Esta tarea no requiere de un gran esfuerzo, ni siquiera pequeño, ya que el costo esta mas que recuperado. Les cuento mi experiencia. Cuando vivía en La Vecinda hablábamos de un proyecto que pretendíamos tenga un estuche de papel reciclado y Suka tuvo la ocurrente intervención de mencionar que antes de promocionar el papel reciclado estaría interesante que nosotros empezáramos a reciclar. El proyecto todavía esta madurando pero empezamos con el reciclaje. Básicamente consiste en separar los residuos orgánicos de inorgánicos. Para tirar inorgánicos teníamos una bolsa, por otro lado separábamos las botellas y latas, y en otro tacho tirábamos el orgánico. Lo bueno que tiene esto es que de la basura orgánica se genera compost y esto es un excelente abono para la tierra. En nuestro caso acercábamos el compost hasta el club Premier en Caballito o hasta la Huerta Orgazmika.

Si reciclamos basura seguramente podremos conocer huertas que existen o existirán en nuestro barrio y ayudar a que nosotros mismos nos alimentemos mejor.

Entiendo que el tema de la seguridad hoy parece serlo todo pero esto también tiene una ventaja; si nos acercamos a la gente que tenemos a nuestro alrededor y la conocecemos, es seguro que ya tendremos menos a que tenerlo miedo.

Las políticas de estado no pueden nunca igualarse a las políticas comunitarias, por la sencilla razón de que el estado se sustenta en una mayoría transitoria de la comunidad, y la que necesita estar satisfecha es la comunidad en su conjunto y no simplemente el estado.

De tener políticas comunitarias no podría haber ocurrido la obscena destrucción de la Huerta Orgazmika.

No es tan difícil, es solo trocar hábitos. No hay que pujar ni nada. Es como un péndulo. Tóquenlo y después disfruten.

viernes, 12 de junio de 2009

Bolivia Evo-lutiva al re-progreso

Llegamos al paraíso terrenal. Así reza el cartel de bienvenida al pueblo y no exagera en nada.

[Sorata sirvió de inspiración al filólogo viajero y escritor Demetrio Díaz Villamil, para escribir su libro titulado La Lengua de Adán en el cual postula que Sorata es el paraíso terrenal. Su hipótesis, se basa en que la lengua más primitiva debía ser la de Adán. Hizo un estudio filológico comparando los idiomas inglés y alemán con el aymara, llegando a la conclusión de que este último es la madre de todas las lenguas].

Evo Morales es aymara. Es un dirigente sindical y un chaman de su pueblo, esto es mas que evidente. Pero los diarios de mi país se referían a él cuando era candidato presidencial con el mote de Líder Cocalero. Es increíble pensar que esto se quiera usar en forma peyorativa porque, no solo falta a la verdad sino porque nos subestima. Vamos a repetir una vez más una frase que parece no quedar clara: La hoja de Coca no es droga. [Una empresa norteamericana compra en forma legal 170 toneladas de coca al año para la fabricación de una bebida cola, entonces la cocaína no es coca, la cebada no es cerveza, el trigo no es whisky y la uva no es vino].

Pero parece que plantar coca si es malo. Aunque la coca se cultiva hace casi veinte siglos, y el alcaloide de la cocaína fue extraída solo hace algo mas de cien años, esto es justificativo para una vez mas oprimir toda una cultura.

[...basados en criterios moralistas, los españoles habían intentado prohibir su uso entre los indígenas, hasta que descubrieron sus ventajas como incentivo en la habitual jornada de 20 horas entre los indígenas que trabajaban en las minas de oro del rey].

Y Evo es un líder cocalero. Pero Evo es indígena y eso molesta mucho más. No alcanzo traer un Dios genocida que mato 50 millones de personas en todo el continente, no alcanzo la humillación y la supresión cultural de todos los pueblos originarios, no alcanzo el robo indiscriminado de todos los recursos naturales. Y nunca alcanza. Porque la ambición siempre es desmedida y expele odios y humillaciones.

Y tampoco alcanzaran las disculpas, ni reivindicaciones, ni posiciones simbólicas en nuestros nefastos y derruidos sistemas occidentales.

Ahora queda pedir ayuda y ayudar. Pedir ayuda a quienes vivieron miles de años en este edén, el cual en solo quinientos años la cultura occidental contamino de manera terminal.

Y ayudar, ayudar a quienes esperamos algún día nos reciban como hermanos y no como huéspedes insaciablemente destructivos.

No solo el poder político debe volver a los indígenas, sino la tierra es la que debe volver a la gente de la tierra. Esto excede a Evo por mucho. Si pensamos que no es el dirigente correcto, pues bien, escuchemos a los indígenas que nuevos dirigentes nos proponen, pero no escuchemos a una prensa diezmada de principios.

Estamos a las puertas de una de las últimas cruzadas imperialistas y se encarna en el biodiesel. El biodiesel es un combustible alternativo a los combustibles fósiles como los derivados del petróleo. Pero como si pareciera una tragicomedia los chiflados impulsores de este sistema promueven el cambio de una energía que ya esta muerta por otra que nos va a matar a todos.

El biodiesel sale de cultivos como por ejemplo la soja. Parece evidente que esto es alimento o debería serlo si no fuese transgénica o no tuviera glifosato (1). Ahora si para alimentarnos tenemos que lidiar con los inescrupulosos ponedores de precios que son los hipermegamercados productores de víveres, ahora tendremos que competir para conseguir alimentos con los automóviles, es decir, ya sabemos quien perderá. Es más que evidente que un automóvil es mucho más valioso que una persona en la sociedad actual.

Pero además se necesitan muchas tierras cultivables para alimentar a los aviones y entonces, todo pedazo es codiciado. Y como desde hace más de quinientos años se vuelve a repetir el modelo y entonces, los pueblos que lograron escapar al progreso y tienen todavía tierras cultivables pagaran una vez más el nuevo plan genocida.

Da la sensación que pelearse con países productores de petróleo en sus propios territorios, si bien es rentable para la industria armamentista, es bastante costoso a nivel imagen, que al cabo parece ser lo que mas cuenta, y esta bastante difícil de lograr el objetivo generalmente. Es mucho más sencillo que las empresas productoras de biodiesel del primer mundo se conviertan en terratenientes de estas tierras donde directamente o por medio de sus testaferros nacionales puedan plasmar de forma efectiva sus objetivos extractivos y si hubiese algún conflicto, no desesperar, el estado de turno le prestara su policía para que reprima a su propio pueblo.

El monocultivo es terrible. Destruye la tierra que le da vida. Pero si consideramos que en alimentos de consumo humano se utilizan toda gama de transgénicos e insecticidas, imaginemos que utilizaran en cultivos para consumo no humano.

No solo necesitamos dirigentes indígenas, necesitamos conciencias indígenas, conocimientos indígenas, ecología indígena y dignidad indígena.

Ayudemos a que actúen quienes supieron cuidar esta tierra. Llego el momento de entender que el progreso es el bienestar de la comunidad, y que el fin del enriquecimiento intelectual es la mejora de la misma comunidad. No hay progreso en un nuevo teléfono celular, porque mañana habrá otro y el progreso no puede medirse en la obtención de descartables.

Tuvimos la posibilidad de conocer a Bárbara, una californiana que trabaja en Sorata. Ella trabaja para una ONG que apoya un internado en el pueblo. El internado es para que puedan vivir allí los chicos de las comunidades indígenas aledañas que no tienen transporte y deben caminar hasta diez horas para llegar a su comunidad. Durante la semana viven veinte chicos en el internado y el fin de semana vuelven a su casa. Tuvimos la posibilidad charlar con Eusebio que junto a su esposa son los administradores del lugar, lógicamente elegidos por la comunidad. Y nos contó la historia de su hijo Benito que logro recibirse en la universidad. Pero me sorprendió la historia de uno de los chicos que esta hoy en el internado. Su sueño es recibirse de ingeniero agrónomo porque en sus tierras la gente utiliza muchos insecticidas que están afectando el ecosistema. Que expresión sublime de des-progreso. Este chico no piensa en su crecimiento intelectual como un medio para aumentar su riqueza personal, lo ve como la posibilidad de mejorar el lugar donde vivimos.

No existe otra mejor redistribución de riquezas que otorgar nuestro conocimiento y esfuerzo en función de la comunidad. Nos educan para contribuir en el crecimiento de riquezas ya más que crecidas. Pero nos educan. Poco, es verdad, pero lo hacen. Y es un riesgo muy grande porque tal vez se te de por pensar. Y tal vez notes que si no tenes heladera los alimentos se pudren menos porque los valoras más. Porque de nada sirve el mejor teléfono si no tenes nada bueno que decir, que el mejor televisor te mata el alma.

Y si tal vez te angustie pensar, hacelo, parece ser que es de humo la cortina y que del otro lado vive gente que sabe que la gestación ya empezó.

(1) http://www.ecoportal.net/content/view/full/67940

miércoles, 3 de junio de 2009

Muchas Bolivias

Por primera vez en mi vida he sentido la discriminación indiscriminada. Bolivia se desangra. Odia a todos. Nos odia. Se odia. Pienso que es el fruto de quinientos años de odio. Acá odian a los paraguayos por la guerra del Chaco, a los Chile por la salida al mar. A los peruanos porque los consideran ladrones y a los argentinos por considerarlos soberbios. Se odian entre ellos porque el occidente tiene riquezas que el oriente les quiere quitar y el oriente porque lucho en esa petrolera guerra del chaco por un oriente que ahora no quiere compartir. Se odian y contradicen entre ellos y dentro de ellos.

Los valores parecen perdidos o difusos. Es tan contradictorio ver a las cholas respetando sus tradiciones mientras llevan ofrendas a la virgen.

Sin embargo, como todos merecemos oportunidades, Rómulo nos abre las puertas de su casa, de su familia, de su vida, y nos ofrece una posibilidad de pensar que no todo esta perdido en estas tierras entristecidas. Delfina su mamá, que poco habla en español decide compartir el atardecer con nosotros, y por primera vez sentimos que nos acercamos a Bolivia. Esta tierra hermosa que fue devastada con la morbosidad de Cruela De Vil, es difícil pero un poco se abrió. Encontramos en la Isla del Sol la muestra fehaciente de la Bolivia continental, y el mismo esquema se repite constantemente. Un lado sur de la isla dedicado al norte, es decir a los turistas del norte, y entonces los descendientes de los creadores de ruinas pueden observarlas si desembolsan una buena cantidad de valores. De esta manera tal vez los isleños sientan que están recuperando algo de la insaciable destrucción que han sufrido. Solo son dólares, no disculpas, tampoco reconocimiento. Pareciera que otra vez estas milenarias culturas vuelven a caer en la trampa del hombre blanco, entonces dejan de pescar para construir Hotels, dejan de sembrar para manejar lanchas turísticas, dejan de soñar para que puedan dormir los turistas. Se hace presente una vez más, esta constante contradicción que vive en el alma de cada boliviano.

Desprecia a los turistas descendientes de sus genocidas, pero lo acepta porque siente que necesita sus dólares para vivir, y entonces el boliviano se odia a si mismo y se desprecia, esta derrotado y enceguecido, encuentra que sus ojos se obnubilan y dejan de ver lo que venimos a ver los turistas, tierras que superan la hermosura, misterios que despiertan inquietudes, pero para algún europeo sigue siendo solo un lago.

Entonces al vivir estas contradicciones el fastidio se convierte en empatía, la de saber que como todos, se reconocen imperfectos pero todavía luchan pacíficamente por reencontrarse y reconciliarse con su alma. Y Bolivia nos regala a Delfina, a Rómulo, una cena casera y también Adrián, un joven canadiense con el cual compartimos una profunda charla que por más interesante, tuvo que ceder la atención al imponente escenario del que formábamos parte.

Varias horas de caminata dividen la comunidad del norte con la del sur, también varios peajes que una vez mas reflejan las divisiones internas del país. Nos costó comprender como es que en la misma isla conviven comunidades que no logran unificarse. Y mas sorprendente fue ver las reales y abismales diferencias entre una comunidad y otra, separadas por tan solo ocho Km. de distancia. Mientras que en la parte sur aprendimos el concepto de mafia comunitaria, donde todo parece tener un precio, uno que es mas elevado cuanto mas claro es el color de la piel del que lleva la billetera, en el norte por el contrario, aprendimos el concepto de conciencia comunitaria, donde el valor de las cosas las dicta el corazón y lo que haya en el bolsillo. Alfonso nos explica que en una comunidad todos somos hermanos y nos ayudamos, y por tal razón decide no ponerle precio a su ayuda, y nos ofrece con mucha humildad un refugio, mas calido que cualquier otro en el que hayamos estado, acompañado de unos reconfortantes tes de manzanilla recién sacadito de la planta.

Alfonso entendió, que es más importante juntar personas que juntar dólares. Como un brujo blanco convierte el lobby de su refugio donde debería haber paredes hay cielo, donde debería haber sillones, hay troncos, donde habría un televisor, hay una fogata. Donde hay individualidad, el la convierte en comunidad. Sin volver a aparecer, espontáneamente en ese fogón nos juntamos todos los ocasionales habitantes de su refugio. Nos acostamos temprano, un nuevo día nos espera para volver a atravesar la isla de regreso. La caminata se reduce a la mitad, no por ir más rápido, solamente porque un pastor nos mostró su camino alternativo. Sándwich de huevo de desayuno y el intento de volver al continente. Tal vez lo que en el norte nos hizo sentir más personas que mercancías, logramos la simpatía de un aldeano que nos alerto de la estafa que estábamos a punto de sufrir. Nos explico que el viaje de regreso a Copacabana costaba la mitad de lo que pretendían cobrarnos, porque de esta manera la embarcación cobra su pasaje habitual y la misma cantidad se la lleva la mafia comunitaria del sur.

Intentando resistir la treta, nos acomodamos a la espera. Una playa de 20 metros, con pequeños muelles de madera, de un lado el padrino de la isla y sus esbirros y del otro tres itinerantes que cuentan con solo dos barcos para salir de ahí. Cada vez que una embarcación salía nos recomendaba hablar con el padrino para arreglar precio. El tiempo pasaba y las lanchas no nos llevaban, los recursos se agotaban. Intercambiamos miradas con el señor varias horas. A un metro de donde estábamos, se nos sentaron dos adolescentes isleños, enviados seguramente para intimidar y escuchar. Una vez mas, cuando nos resignábamos a las leyes de la isla, la mística del viaje se hizo presente. Comenzamos a jugar con unos niñitos, sacamos las clavas y muchas pelotas. Llegaron más niños, los adolescentes dejaron de ser intimidantes para volver a ser niños uniéndose al juego. Llego el canadiense con sus amigos, el chileno con Charly, y en diez minutos se respiraba una atmosfera de fiesta. Sorprendente, pero mucho mas sorprendente fue ver que el padrino en persona, con su paso tranquilo se acercó a nosotros y repitió las mágicas palabras: “¿Por cuanto quieren viajar?”. Nos ofreció embarcarnos por el precio que deseamos, el que nos parecía justo, y estamos convencidos que lo logramos en el preciso momento que dejamos de pensar en la plata, y nos dedicamos a lo realmente importante; disfrutar.

La isla nos deja muchas enseñanzas, vimos como conviven dos culturas antagónicas. Un sur corrompido y desalmado que valora su progreso en función a la acumulación de moneda. Un norte comunitario y solidario, que valora su progreso en función de mantener sus valores no materiales, sino morales.

Copacabana nos recibe calidamente, la ultima noche en el lago, imponente, místico, especial, decidimos compartirla con el argentino que hace cinco años esta instalado con su bar, y que para siempre llevara tatuado en su brazo su tierra natal y su tierra adoptiva. Con placentera nostalgia empezamos a despedirnos, con una exquisita conversación, en un cuarto muy pequeño que nos brindaba la posibilidad no solo de escucharnos sino también de mirarnos a los ojos para escucharnos el alma.

Nos levantamos temprano, como siempre, y hacemos el último desayuno en lo de nuestra ya conocida Rosa, que nos recibe con ricas infusiones y viciosos buñuelitos. Este reducto, tan lejos de ser turístico, solo los lugareños asisten. Y nosotros, que de a poco dejamos de ser turistas para convertirnos en nómadas, logrando pertenecer a cada lugar en el que estamos. Cerca del mediodía, emprendemos el viaje a nuestro obligado desstino: La Paz. Inicialmente creímos que nos obligaba la vuelta la necesidad imperiosa del maldito y necesario dinero. Pero, pero, mas tarde entendimos que teníamos otras obligaciones contraídas, cumplir con el deseo de Facu, uno de nuestros guías mas consultados, que nos conminó a visitar El Carretero.

Supero las expectativas cuando pudimos escapar de las comidas callejeras para deleitarnos con nuestras propias creaciones en la cocina del lugar. Risoto de vegetales, guacamole. Habitación 25 atestada de grafittis que demuestran que acá podemos expresarnos y que la gente que aquí llega quiere hacerlo.

Buscando alas para las alturas

Viajar de Tarija hacia Potosí es toda una aventura. Los primeros cientos de kilómetros no están asfaltados y algunas curvas de rispio con precipicios de cientos de metros y con camiones de frente son un llamado para la tranquilidad del más frío. Sinceros y justificados sentimientos de miedo se sobrellevan en estas rutas olvidadas en las alturas, pero mejor se sobrellevan con una copita de anís.

Ya llegando a Potosí todo cambia, las rutas son asfaltadas y la altura es mas de dos mil metros por sobre Tarija. También cambia el paisaje de la ciudad, mientras Tarija es una ciudad ordenada y limpia, en Potosí es un privilegio que no se puede obtener, y no es para menos, luego de casi 500 años de explotación de minas y almas.

El cerro rico, iluminado por fuera como hace siglos lo estaba por dentro, llama la atención desde cualquier punto de la empinada ciudad. Hoy se ve el resabio de una ciudad que valió mucho y que hoy no se estima más que por el valor histórico que adquirió por ser quizás de las más saqueadas.

El hostel donde pasamos la noche reflejaba bastante la situación, estaba en un subsuelo con una ventana que daba al interior del mismo hostel y por dentro una de las camas apestaba a pata sucia. El frío, similar al de una mina (supongo), nos obligo a pasar la noche en nuestras bolsas de dormir y por encima las frazadas que zafaban. Pasada la noche emprendimos huida de esta pintoresca y triste ciudad, no sin antes hacer una pequeña recorrida por el centro, donde encontramos un restaurante vegetariano muy sabroso (y ya necesario) donde el anfitrión, David, de tan solo 5 años(y su papá Rubén), nos hizo pasar un lindo rato. Recomendable para los próximos viajeros es este lugar económico, sano, rico y con mucha buena onda. Paso a seguir, un intento de llegar al mirador de la ciudad antes que el micro de las 8 parta.

Complicados son los pasos a 4000 metros de altura, el agotamiento que nos produce el andar limita un tanto el paseo. Tarde en las puertas del mirador, merienda en los alrededores de la terminal y un micro rojo que por un precio irrisorio y amplias comodidades nos acercaría a la gran ciudad. La Paz, que como toda gran ciudad tiene su fama compuesta de mitos y realidades.

Así que empecemos a desmitificar. Se dice que en La Paz el aroma que se respira en la calle es fuerte y desagradable, realmente ni tanto. Se dice que es insegura, y realmente no mas que cualquier gran ciudad. Se dice que abundan borrachos y si, esta es verdad y nosotros nos sumaremos a esta realidad. En La Paz todo se consigue en la calle, desde desodorantes hasta muebles y aprovechando la oferta autóctona Chris y Naty se entregaron a una tarde de consumo, pilchas para el invierno y alguna que otra chuchería.

Por la tarde al llegar al hostel encontramos una gran cantidad de jóvenes universitarios que luego de algún singani decidimos charlar y entrevistarlos. Casi todos estudiantes de comunicación se mostraron animados por nuestra llegada y otros animados mas por el singani hicieron que el encuentro sea rico y profundo aunque no siempre ameno y agradable. La llegada de la policía nos obligo a escabullirnos en nuestro hostal Warnes. Cuando subimos las escaleras vemos al joven que chris vio llegar x la mañana montado en su bicicleta, equipaje detrás y subida x delante. Decidimos encararlo y que nos cuente su historia. El uruguayo, profesor de educación física emprendía su admirable travesía sobre ruedas a tracción de sangre, su sangre e ilusiones para descubrir y descubrirse. En quince minutos ya estábamos recorriendo las calles paceñas con el en busca de nada, y de todo. Entramos a un bar en busca de comida y nos llevamos un llavero que nos solucionaba la vida, mientras leíamos cínicamente en la calle las instrucciones de nuestro nuevo amuleto en voz bastante alta un no tan joven heavy metal se da vuelta para burlarse de lo que leíamos. Cabe aclarar que el joven uruguayo no estaba borracho, salvo el, creo que todos los que estábamos dando vueltas por las calles de la paz no teníamos la misma dicha.

Las conversaciones que se desarrollaron con estos tres singulares paceños llegaron a niveles tan bizarros, como interesantes. Cerramos lo que será un día recordable comiendo unos sándwich callejeros acompañado de ron Matusalén con gingerale que nos prepararon en un sucucho. Terrible.

Terrible resaca con la que nos levantamos, y memorable por su duración, ya que nos acompaño por lo menos 48 hs. Adjudicamos la culpa también, como todo borracho, a los factores externos como la altura, que nos dio un bautizo de diarreas x tres y algún que otro vomito.

El domingo, con mas voluntad que salud, nos obligamos a cumplir nuestro deseo de conocer Tiwanaku, un pueblo cargado de misterios por las civilizaciones que allí vivieron y que poco pudimos conocer ya que una vez mas los precios para ver lo que quedo de una cultura es accesible solamente para los descendientes de quienes lo convirtieron en ruinas. Sin embargo recorrimos repetidamente las callejuelas del pueblo, conocimos la iglesia, antiquísima que en la fachada llevaba un rostro con rasgos indígenas. Unas vueltas, unas frutas (la única posibilidad que nuestro estomago nos daba de insertar alimentos) y emprendimos la vuelta un tanto moribundos.

Permiso Bolivia, vamos llegando

No sabemos bien por donde entramos a Bolivia pero no fue el mejor lugar. Luego de cruzar todo el Chaco Paraguayo un militar, y toda aclaración queda implícita, nos invito a que nos vayamos de su país. Su excusa era que el documento argentino de nuestro amigo mas argentino todavía pero nacido en la gran Colombia, no era apto para conocer su país, cosa bastante extraña porque en Paraguay no tuvimos ningún problema para ingresar.

Luego de pequeña e inservible discusión logramos que nos dejaran entrar para llevarnos con el micro hasta el próximo pueblo fronterizo para que nos auto expulsáramos. En realidad nos dejaron en Villamontes, un pueblo que queda a algo más de cien kilómetros de Positos, la frontera con Argentina.

El fastidio se disminuyo enseguida cuando nos dimos cuenta que el pasaje en taxi por esos cien kilómetros nos costaría muy poco.

Nos acercamos a la frontera y luego de seguir sin entender mucho, lógicamente nos quedamos en Bolivia y el hecho de ir hasta allá fue netamente turístico.

Luego de ver carteles que enfrentaban la Nueva Constitución de Bolivia versus la Biblia, sabíamos a ciencia cierta que debíamos escapar de ahí muy pronto antes de que llegara la inminente inquisición. Nos dirigimos a Yacuiba y luego de ser acosados en forma literal por vendedoras de pasajes empezamos a descubrir que la mentira piadosa es un detalle folclórico por estos pagos. A las preguntas de si el micro tiene baño o es amplio o lo que sea, ya les digo, ni pregunten, la respuesta siempre es SI, la realidad es otra cosa.

Llegamos a Tarija demasiado temprano y luego de recorrer varios lugares nos hospedamos en el hostal de Juana quien nos acogió durante tres días de reposo.

Empezamos a descubrir que acá en Bolivia todo es barato, pero a veces lo barato sale caro.

Nuestra primera experiencia documental en Bolivia fue una pintoresca exposición de llamas.
Pudimos descubrir que la llama es mucho más que una publicidad de empresa telefónica, a saber: podíamos encontrar choripán de llama, churrascos de llama, lo que quieras comerte de la pobre llama ahí estaba, también da excelentes abrigos y carteras, y más.

Tuvimos la posibilidad de degustar un exquisito vino patero. Uno fue degustación. Dos y tres fueron entonación, porque amigos míos había que estar a tono y nosotros nos entonamos con los Turkus, un conjunto etílico musical de Oruro con la simpatía y travesura de niños, eso si, niños de sesenta años borrachos como cubas. Tanto hicieron que talvez influenciaron positivamente para que su chica ganara el concurso de Ñustas, muy similar a un concurso de misses pero con Cholas mucho más inteligentes que las misses de la tele.

Luego de conseguir saludos para FMP3 y una nota con la princesa ñusta, nos fuimos más satisfechos que borrachos.

Los próximos días los pasamos recorriendo un poco Tarija, lugar muy lindo y prolijo, y degustando sus exquisiteces económicas. Sin dudas tony y chris probaron uno de los desayunos más suculentos de los últimos años compuesto de papas fritas, arvejas, arroz, cebolla, demás verduras y huevo frito. Que mas decir, imaginen. Mucho Internet. Más fritos. Un parque de flores. Pero la flor de Tarija fue el día en la represa. Nos preparamos un fernecito, las clavas, las cámaras y nos fuimos para allá. Paramos de este lado y todo muy lindo, el lago imponente. Pero en un momento decidimos cruzar el puente que nos llevaría hasta los puestos de comida y el lado lateral del lago. La sorpresa fue mayúscula. Les conté que estábamos de este lado, bueno el otro lado era una precipicio increíble. La represa es enorme. Para Tony demasiado enorme, para Chris y Naty atractivamente enorme. Nos sentamos en un parador muy precario y comimos algunas exquisiteces, las acompañamos con cerveza, vino patero en bidón de 5 litros y una de esas charlas que llenan.

Lógicamente era momento de dejar Tarija, ya había dado más de lo esperado.

Potosí nos espera.

lunes, 1 de junio de 2009

Primeras Albumes

Aca esta la dirección con los primeros albumes de fotos que subimos.

http://picasaweb.google.com/lavecinda.itinerante

Estan cronologicamente. En muy poco subimos todo la que sigue hasta fines de mayo. Abrazo para todos