viernes, 28 de agosto de 2009

Aventura sobre ruedas

Con una despedida temporal de por medio, y la promesa de poder cubrir el Festival de la hoja de Coca, y el Aniversario de la ciudad de Pichari, Lucho y yo salimos de la Municipalidad de Quillabamba arriba de una 4 x 4 apenas pudiendo apoyar los bartulos que cargamos en la caja de la camioneta. Agarrense bien, dice una voz desde la ventana y no es para menos. Quince minutos pasaron de caminos de tierra que Lucho inaugura las habituales descomposturas de viaje, dejando en el camino pato tras pato. El movimiento del transporte promete unas agitadas nueve horas de viaje pero el paisaje es tan atractivo que se vuelve secundario (no tanto para mi pata).

El sol ya bien fuerte se siente sobre la piel colorada indicando la llegada del mediodía y al cabo de un par de horas frenamos a descansar. Vamos a tomar unas chelas ya Lucho, le digo olvidando los vómitos carreteros. Por lo menos cinco vasos al hilo se fueron ayudados x el calor de la zona y continuamos viaje. Las consecuencias son tan obvias que para qué contarlo. Pero la travesía se vuelve mas que atractiva cuando los “machos” de la muni ponen a prueba la nobleza de estas camionetas y atravesamos ríos, barro fresco, precipicios (haciendo carreras) y otras destrezas que demuestran la nobleza de un transporte muy útil en estas tierras, y que en las ciudades solo sirve para demostrar la abundancia monetaria de quién lo maneja.

Hacia el horizonte, (o por donde mires) solo se ve verde, y alrededor la vegetación es frondosa y de variadas formas y aromas, tan exquisitos que te llenan por dentro. Vale una aclaración, la carretera por la que viajamos tiene apenas un mes de inaugurada y para construirla debieron destrozar parte de la selva. A los costados se observan árboles como en suicidio, caídos hacia abajo y la imágen duele muchísimo. Para aliviar la culpa pensamos en justificar tal destrozo como la forma que tuvieron dos ciudades de poder unificarse, comunicarse y trabajar en conjunto por la fraternidad.

El atardecer se aproxima y tendría que tener miedo por la velocidad a la que doblamos esas curvas, pero por alguna extraña razón ese miedo es inexistente. Llegamos a Cielo Punko (puertas del cielo), la entrada a Kimbiri que se encuentra a por lo menos 4000 mts de altura, bajamos para ver el cielo y desde arriba la selva es más imponente. Cuanta belleza desparramada por ahí, con tierras vírgenes repartidas entre comunidades indígenas, guardianas de la naturaleza.

Se hace de noche y la última parada antes de llegar es en un pequeño pueblo donde nos invitan a tomar arroz con leche caserito, hecho con el cereal sacado de sus huertas. Por lo menos 400 cm3 tiene el vaso que sirven y Lucho se lo toma como si nada. Pienso en los vaivenes de ese estómago durante el día y solo pensarlo me descompone. No puedo terminar mi vaso, pero agradecidos nos despedimos. La entrada al centro de la ciudad de Kimbiri entre bocinazos festivos promete una cálida bienvenida, llegar con la comitiva de la Muni de Quillabamba y como prensa independiente internacional permite un excelente recibimiento por parte de los kimbirenses.

Luego de las presentaciones formales y los saludos entre alcaldes, se reparten chelas y vinos dulces. Aparecen singulares personajes alternandose pero rescato en mi descripción al líder cocalero del Perú, íntimo amigo de la Presidenta del Movimiento de la CTA de Jujuy. De boca grande y gran similitud con el líder venezolano, el hombre sintio empatía con nosotros por ser argentinos y nos trato de maravillas, al punto que en el acto formal matutino, pidió un aplauso y saludo especial para los periodistas independientes argentinos que llegaron para cubrir el Festival de su tierra.

La amabilidad de la gente nos supera cuando no solo nos brindan hospedaje y alimentación, sino la posibilidad de participar de los eventos periodísticos pertinentes y como si fuera poco, el financiamiento de las chelas a la hora de la fiesta nocturna.

Al cabo de dos días repartidos entre trabajo y diversión, damos por finalizada la cobertura del Festival y la separación momentánea de la Vecinda Itinerante se hace presente hasta un nuevo y próximo tiempo, sin tiempos ni espacios, ni lugares pero inminente en el no tiempo del tiempo.

1 comentario:

  1. alto viajazo
    cuidado con los personajeeeees jajajaa
    abrazos enormes todo el tiempo

    salu22

    vecindá onliMe

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