jueves, 14 de mayo de 2009

El misterio Menonita: “Sumando viaje a nuestra magia.”

Sin duda los menonitas nos han dejado anecdotas que trascenderan el viaje mismo y seguramente nos acompañen en nuestra vida, pero vayamos por partes. Nuestro primer contacto no parecio ser el mas agradable. Una pareja menonita cruzo la calle hacia donde nos encontrabamos nosotros rogando por un vehiculo que nos saque de un cruce de ruta bastante resacoso por ser domingo a la mañana y aunque de por si los menonitas llamen la atencion por sus habitos y atuendos diferentes en este lugar se hacian aun mas vistosos cuando no bizarros. La pareja llevaba de la mano unas mellizas casi albinas de no mas de tres años que parecian sacadas de la imaginación perturbada de hictcoch. Cuando Tony los saludo como pretende hacer con cada persona que se le cruza por Paraguay, el padre luego de habernos sobrepasado, se dio vuelta y nos clavo una mirada bastante intimidante sin emitir un solo sonido y mucho menos devolver el saludo. Gran sorpresa fue para nosotros que minutos despues la camioneta que nos paro fuera ocupada por una nueva familia menonita siendo que habiamos intentado parar varias camionetas sin ningun resultado. Inicialmente se ofrecio a llevarnos solamente a la proxima estación de servicios, lo cual para nosotros era un avance justificable porque quedaba en las afueras de Santa Rosa, a unos escasos kilometros de la entrada. Cuando ya habiamos bajado todas nuestras cosas de la camioneta y sin entender muy bien el motivo, el conductor nos dice que en realidad el iba 15 kilometros mas para el lado donde nosotros queriamos ir y que no tendria problema en alcanzarnos hasta el lugar. Sin perder mucho tiempo y antes de que pudiera arrepentirse seguimos agradeciendo mientras ya todas nuestras cosas volvian a subir a la parte trasera de su camioneta. El lugar al que se dirigia se llama Rio Verde y no es un lugar mas, pero solamente despues de despedirlos con los mayores agradecimientos estrechamos manos de manera afectuosa y nos dimos cuenta que nos estaban dejando algo.
Al bajarnos de la camioneta descubrimos poco a poco la belleza del lugar, era una estacion de servicio pero poco tenia que ver con imagen que tenemos de las estaciones de servicio que conocemos viajando, nos esperaba una especie living con techo de paja y sombra rodeado de cuidados arbustos y flores con sistema de riego, baños limpios con ducha y papel higienico y una agradable sensacion de tranquilidad y comodidad que nos invito a disfrutar del lugar hasta el punto de olvidarnos de seguir haciendo dedo.
Sacamos la camara para inmortalizar el momento y la realidad una vez mas supero nuestra imaginacion; primero fueron los niños de rasgos sajones en bicicleta o en motitos tipo siambreta tomando cerveza o un majestuoso carruaje del siglo XVIII tirado por caballos y ocultando a sus ocupantes, lo que nos hizo darnos cuenta recien, que esta escena sacada de una pelicula surrealista era una comunidad menonita. Y ambos bandos nos convertimos voluntariamente en observadores observados.
La trilogía de eventos menonitas se completa con la salida del lugar, una ducha un par de bocados y salimos nuevamente a la ruta, a un kilometro de alli paramos frente a la siguiente estacion de servicio donde encontramos a nuestros amigos motorizados que con la misma ferocidad de un grupo boy scout de 10 años emulaban picadas con gritos indescriptibles en su idioma. No pasaron mas de 10 minutos de hacer dedo, cuando una camioneta conducida por un mexicano de aproximadamente 2 metros de altura tez blanca rubio y con acento aleman para.
Ya no era de sorprenderse que otra familia de la comunidad se ofrecieran a llevarnos, esta vez por ocho kilómetros. Pudimos notar como el paisaje en Rio Verde cambio drasticamente la vegetacion y los cultivos que rodeaban el lugar estan extremadamente cuidados pero sin rastro de arboles, lo cual enternderiamos mas adelante. Pronto nos dimos cuenta que el tiempo pasaba y lo que parecian 8 kilometros ya debian ser mucho mas, haciendo conjeturas acerca de lo que pasaba y sospenchando que llegariamos mas rapido de lo que esperabamos a nuestro proximo destino, inesperasdamente el auto para y creyendo que era el final de nuestro aventon y muy satisfechos el conductor se baja riendo y diciendo: “Eran 8 km ya llevamos 40km, me parece que los llevo hasta donde van... estamos de paseo”
Entre anodadados y contentos decidimos entregarnos al viaje que nos llevaria a Yby Ya'u, fueron en total 70 km de paseo para todos.

Nos despedimos de Johan que aunque venia con su familia al igual que los otros menonitas, solo tuvimos contacto con los hombres, le dejamos una nota y una pulsera de macrame hecha por Naty, como agradecimiento: “Gracias por seguir sumando magia a nuestro viaje”

No hay comentarios:

Publicar un comentario