miércoles, 3 de junio de 2009

Permiso Bolivia, vamos llegando

No sabemos bien por donde entramos a Bolivia pero no fue el mejor lugar. Luego de cruzar todo el Chaco Paraguayo un militar, y toda aclaración queda implícita, nos invito a que nos vayamos de su país. Su excusa era que el documento argentino de nuestro amigo mas argentino todavía pero nacido en la gran Colombia, no era apto para conocer su país, cosa bastante extraña porque en Paraguay no tuvimos ningún problema para ingresar.

Luego de pequeña e inservible discusión logramos que nos dejaran entrar para llevarnos con el micro hasta el próximo pueblo fronterizo para que nos auto expulsáramos. En realidad nos dejaron en Villamontes, un pueblo que queda a algo más de cien kilómetros de Positos, la frontera con Argentina.

El fastidio se disminuyo enseguida cuando nos dimos cuenta que el pasaje en taxi por esos cien kilómetros nos costaría muy poco.

Nos acercamos a la frontera y luego de seguir sin entender mucho, lógicamente nos quedamos en Bolivia y el hecho de ir hasta allá fue netamente turístico.

Luego de ver carteles que enfrentaban la Nueva Constitución de Bolivia versus la Biblia, sabíamos a ciencia cierta que debíamos escapar de ahí muy pronto antes de que llegara la inminente inquisición. Nos dirigimos a Yacuiba y luego de ser acosados en forma literal por vendedoras de pasajes empezamos a descubrir que la mentira piadosa es un detalle folclórico por estos pagos. A las preguntas de si el micro tiene baño o es amplio o lo que sea, ya les digo, ni pregunten, la respuesta siempre es SI, la realidad es otra cosa.

Llegamos a Tarija demasiado temprano y luego de recorrer varios lugares nos hospedamos en el hostal de Juana quien nos acogió durante tres días de reposo.

Empezamos a descubrir que acá en Bolivia todo es barato, pero a veces lo barato sale caro.

Nuestra primera experiencia documental en Bolivia fue una pintoresca exposición de llamas.
Pudimos descubrir que la llama es mucho más que una publicidad de empresa telefónica, a saber: podíamos encontrar choripán de llama, churrascos de llama, lo que quieras comerte de la pobre llama ahí estaba, también da excelentes abrigos y carteras, y más.

Tuvimos la posibilidad de degustar un exquisito vino patero. Uno fue degustación. Dos y tres fueron entonación, porque amigos míos había que estar a tono y nosotros nos entonamos con los Turkus, un conjunto etílico musical de Oruro con la simpatía y travesura de niños, eso si, niños de sesenta años borrachos como cubas. Tanto hicieron que talvez influenciaron positivamente para que su chica ganara el concurso de Ñustas, muy similar a un concurso de misses pero con Cholas mucho más inteligentes que las misses de la tele.

Luego de conseguir saludos para FMP3 y una nota con la princesa ñusta, nos fuimos más satisfechos que borrachos.

Los próximos días los pasamos recorriendo un poco Tarija, lugar muy lindo y prolijo, y degustando sus exquisiteces económicas. Sin dudas tony y chris probaron uno de los desayunos más suculentos de los últimos años compuesto de papas fritas, arvejas, arroz, cebolla, demás verduras y huevo frito. Que mas decir, imaginen. Mucho Internet. Más fritos. Un parque de flores. Pero la flor de Tarija fue el día en la represa. Nos preparamos un fernecito, las clavas, las cámaras y nos fuimos para allá. Paramos de este lado y todo muy lindo, el lago imponente. Pero en un momento decidimos cruzar el puente que nos llevaría hasta los puestos de comida y el lado lateral del lago. La sorpresa fue mayúscula. Les conté que estábamos de este lado, bueno el otro lado era una precipicio increíble. La represa es enorme. Para Tony demasiado enorme, para Chris y Naty atractivamente enorme. Nos sentamos en un parador muy precario y comimos algunas exquisiteces, las acompañamos con cerveza, vino patero en bidón de 5 litros y una de esas charlas que llenan.

Lógicamente era momento de dejar Tarija, ya había dado más de lo esperado.

Potosí nos espera.

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